sábado, 29 de diciembre de 2012

¿Bienvenido Mr. Marshall?

      Los tiempos cambian, pero como ya mostraba Berlanga en Bienvenido mr. Marshall, los americanos en algunos asuntos, no eran ni son la panacea. Estadounidenses junto con ingleses, australianos, canadienses etc. Son los "dueños" de la lengua franca, o sea, la lengua vehicular en este nuestro mundo. No hay duda de lo práctico que resulta conocer dicha lengua, parte de su cultura, además de la literatura que nos brindan grandes autores como Shakespeare, Dickens, Byron, Hemingway, etc. A todo esto hay que sumar una serie de rasgos culturales, a modo de elementos de un proceso de aculturación continuo, al que el resto de la sociedad occidental está sometida, o sea, estamos sometidos. Si nos referimos al ámbito educativo, que es el que nos atañe en nuestro periódico escolar. No somos capaces de olvidar la última desgracia educativa acaecida en EEUU. Una tragedia, otra historia de violencia en la educación norteamericana. La coherencia nos haría imaginar a todas las instituciones, a las autoridades políticas y a la sociedad en su conjunto, tocar los resortes adecuados para minimizar la violencia en general y en el ámbito educativo en particular. Deberían concienciar a la sociedad que tanto la violencia activa, como la pasiva generan violencia. Pero por desgracia, parece ser que el resultado es el contrario, todos estos hechos pueden hacer que se busque la solución en más protección armada. No puedo evitar que la imaginación se me vaya a una escena patética a la vez que penosamente graciosa, en la que en la sala de profesores del colegio de la Vallina, maestras y maestros posamos nuestras cartucheras con balas y pistolas encima de la mesa, mientras tomamos la manzana y el café.

Por eso, en ocasiones hay que decirle a Mr. Marshall:
 "por favor, no vengas y quédate ahí".

Ángel Bárcena

Un abandono navideño

      Érase una vez en la capital de Irlanda, Dublín, estaba nevando y faltaban pocos días para Nochebuena. En un callejón se encontraba un pequeño niño llamado Jack. Era un niño bastante bueno y sincero. Jack se encontraba solo, sin amigos ni familia, sólo con un regalo de Navidad que le había dado su familia el año anterior: era un osito de peluche. Por la noche Jack pidió el deseo de encontrar una familia y unos amigos con los que pasar la Navidad, y resulta que Jack escogió la noche perfecta para pedir el deseo. Al día siguiente una mujer le adoptó; esa mujer se llamaba Carol, una mujer bella y muy buena. Le llevó a su casa y allí se encontró con un señor llamado Richard, un señor calvo y divertido. En esa casa los tres formaron una familia y pasaron las fiestas juntos, la Nochebuena, la Navidad, el Año Nuevo... Pero resulta que el deseo de Jack había sido el de pasar sólo la Navidad en familia, así que Carol y Richard planearon librarse de él. No podemos mantener más a Jack, dijo Carol. ¡Vale!, mañana por la mañana quitaremos el árbol y después le llevaremos a cantar villancicos, le respondió Richard. Cuando llegaron a la plaza a cantar villancicos Carol le dijo a Jack: -¡Jack!, no te muevas de aquí que vamos a comprar chucherías para ti. - ¡Vale!, dijo Jack. Pero después de un rato, Jack descubrió que le habían abandonado, y esa Navidad, Jack pensó que sólo necesitaba el osito que le había regalado su verdadera familia.

Pablo Mayo Seco

La Navidad en las ciudades

     Hace poco el día en el que todos los niños y niñas de mi ciudad estaban muy entusiasmados porque venía Papa Noel. Al cabo de un tiempo no se alegraron tanto al ver que no llegaba. Tres niños: Javi, Natalia y David, querían averiguar qué había pasado. Fueron a la cueva secreta de los señores Noel. Llegaron y había dos guardias en la puerta taponando la entrada. David les entretuvo mientras Natalia y Javi entraron. Lo primero que vieron fue la fábrica en la que estaban haciendo los regalos, pero Papa Noel no estaba; sólo había dos ladrones. Javi y Natalia llamaron a la policía y los detuvieron, pero el misterio no había acabado, no sabían dónde estaban Papá y Mamá Noel. Buscaron durante horas hasta que al fin oyeron unos gritos que venían de una alcantarilla. Los niños los liberaron y Papá Noel marchó a repartir regalos. La Navidad fue muy tarde pero las familias estuvieron muy felices cenando, y sobre todo abriendo los regalos. Papá Noel les dio las gracias a los tres niños. Los señores Noel invitaron a los tres niños y a sus padres a cenar a casa.

 Manel Menéndez

Mi primera Navidad

Hola, me llamo David y tengo 9 años. Vivo en un pequeño poblado en África. Os voy a contar mi historia. Yo siempre he sido un niño pobre y huérfano. Vivía con mis abuelos y cuando se murieron, me llevaron a un orfanato. Viví allí dos años sin que nadie me adoptara. Estaba llegando diciembre cuando unos españoles me adoptaron. Tenían un hijo llamado Marco y era de mi edad. Sus padres se llamaban María y Pedro. Me llevaron a su pueblo y yo me quedé sorprendido. Todas las calles estaban adornadas con árboles, carteles luminosos, y en algunas casas había un muñeco gordo con una larga y blanca barba. Yo le pregunté a Marco que por qué había todo eso: — Marco, ¿por qué las calles están así de adornadas? — Por la Navidad. — ¿Qué es la Navidad? — La Navidad es una fiesta que celebra el nacimiento de Jesús. En estas fiestas todos están en familia y hay regalos y muchas más cosas… — Yo nunca he tenido una familia, ni regalos, ni Navidad… — ¡Vaya, eso es horrible! Esa misma noche yo pensé sobre la Navidad y sobre los regalos que recibiría. Marco y yo estábamos ilusionados pues esa noche era Navidad. Cuando íbamos a abrir nuestros regalos, yo tuve una idea y Marco me preguntó: — Hermano, ¿por qué no abres tus regalos? — Me he dado cuenta de que ha gente que los necesita más que yo. Cuando estaba en el orfanato nadie me regalaba nada y vivía triste. Estos regalos los voy a donar a los niños desfavorecidos. — Pero tú te quedarás sin regalos. — Eso es mentira, mi regalo de Navidad ha sido que me adoptéis. Voy a ser más feliz aún cuando vea una cara de felicidad en los pobres al recibir un poco de cariño. Yo doné mis regalos y los niños del orfanato se pusieron muy contentos. Ese día aprendí que no hay que ser avariciosos y pedir muchas cosas, pues hay gente que ni siquiera recibe un pequeño regalo. Ese es el verdadero significado de la Navidad. 


Carmen García-Rendueles

El verdadero significado de la Navidad

Hace unos años, en Siria una mujer murió a causa de una bomba que la mató a ella y a miles de personas. Tenía unos hijos y se los llevaron a un centro de acogida, de donde un señor se los llevó a su casa. Él era de New York y vivía en una mansión a las afueras. Los niños quedaron sorprendidos al ver esa maravillosa casa. Horas después se sentaron a hablar y el hombre les explicó qué era la Navidad. Ellos le escucharon atentamente porque no sabían cómo se celebraba. Les habló de la llegada de Papa Noel y de la entrega de los regalos por la mañana. También les explicó que él no celebraba la Navidad porque le recordaba el día en que su mujer y sus hijos habían muerto en un accidente de tráfico. El hombre fue a hacer los recados y los niños se quedaron solos en la casa. Entonces los niños tuvieron una idea: llenar la casa de adornos navideños. Corrieron al sótano y cogieron los adornos y decoraron la casa. Al llegar el hombre se llevó una gran alegría al ver la casa tan decorada. Y desde entonces celebraron la Navidad todos los años. Covadonga Gutiérrez

El motín de Papá Noel

Papá Noel ahora mismo está trabajando todo lo que puede y sus empleados los elfos también. Esto es porque se acerca la Navidad. Los elfos ya están cansados y están pro-testando por todo lo que tienen que trabajar. Han formado un motín y han conseguido parar la fábrica de juguetes. Si siguen así los regalos no estarán hechos para Nochebuena. Papá Noel no puede hacer nada solo y sin elfos no creo que vuelvan a trabajar. Los elfos se han hecho malos y están destruyendo toda la fábrica. Los Reyes Magos han venido a ayudar a Papá Noel, porque los elfos lo han secuestrado. Los Reyes Magos han hecho reaccionar a algún elfo de que lo que hacen está mal y se han vuelto buenos, están ayudando a los Reyes Magos a salvar a Papá Noel. Un elfo lo encontró y lo desató porque ese era bueno y Papa Noel quedó libre. Con su poder salió volando para ayudar a los Reyes Magos. Todos unieron sus poderes y convirtieron a todos los elfos buenos y arreglaron la fábrica y los regalos se hicieron a tiempo. Y todos celebraron una fiesta a la que van Papá Noel, los Reyes Magos, los camellos de los Reyes Magos, los elfos y los renos de Papá Noel. Pepe Fernández

El auténtico significado de la Navidad

Hermione es una niña de 9 años alta, castaña y delgada y su hermana Carmen es una niña de 6 años baja, castaña y delgada. A esos dos hermanas no les gusta la Navidad porque ninguno cree en ella ni en Dios, hasta que un día por la noche Carmen oye un ruido en el jardín y despierta a su hermana y los dos van a inspeccionar el jardín. Allí encuentran un túnel del tiempo y ven como una mano sale de él y coge a Hermione y lo lleva dentro del túnel. Carmen está muy asustada y decide meterse dentro del túnel. Carmen se sorprendió al ver que la mano era del Rey Gaspar pero allí también se encontraban Melchor y Baltasar. Melchor les dijo: - Niños, la Navidad es un día maravilloso y que se pasa con la familia y esto os lo vamos a enseñar en una diapositiva. Baltasar también comentó: -Esto lo hacemos porque hemos escuchado que no creéis en la Navidad ni en Dios. Los niños aceptaron con una sonrisa. En la diapositiva salían: niños cantando villancicos, Jesús en el pesebre, una sala llena de regalos. Los niños comprendieron el verdadero significado de la Navidad y esta Navidad fue la más feliz de su vida. Irene González

Mi abuelo y yo

Cuando yo era pequeña, el día antes de Reyes mi abuelo siempre me llevaba a la cabalgata. Me gustaba mucho ya que tiraban caramelos, aunque alguna vez me caía algún que otro caramelo en la cabeza. Luego llegaba a casa y mis regalos ya estaban allí. Olía mucho a camello y las galletas y la leche ya no estaban. Mis padres llegaban después de trabajar. Más tarde, cuando tenía 7 años, mi abuelo enfermó y no me pudo llevar a la cabalgata. Yo me puse bastante triste. Cuando me fui a dormir, tenía regalos, pero no me importaban; yo solo estaba preocupada por mi abuelo. A la mañana siguiente, me levante y me dispuse a ver a mi abuelo. Mis padres ya estaban en su habitación. -Buenos días.-dije con ilusión. - ¿Qué tal estas? -Mucho mejor, ya no tengo fiebre y la tos va desapareciendo poco a poco. –me contestó él. -Yo creo, que se puede levantar y comer con nosotros. -Me dijo mi made ilusionada. Nos dispusimos a comer, ¡me encontré la sorpresa del roscón! Ese día fue el mejor de toda mi vida. Mi abuelo se había recuperado y aunque no fui a la cabalgata, me lo pasé genial con mi familia. Virginia Fernández

De pobres a ricos

Hace muchos años en un pueblo llamado Springfied vivía una familia de pobres: La familia Simpson. Estaba compuesta por una mujer, llamada Marge, un marido llamado Homer y sus hijos Lisa, Bart y Magie. Eran tan pobres que apenas les daba para comer. Un día de Diciembre los hijos le preguntaron a su madre: - Mamá ¿Este año vamos a celebrar la Navidad? - No creo hijos contestó Marge- Los hijos muy frustrados se fueron a la cama. Al día siguiente Homer trajo un árbol muy grande que corto del bosque y toda la familia lo empezó a decorar, pero se dieron cuenta de que no tenían suficiente dinero para decorarlo y lo tiraron. Lisa al oír la noticia se fue corriendo al bosque. La familia fue en busca de la niña pero no la encontraron por ningún lado. Por la mañana un viejo hombre picó a la puerta de los Simpson y dijo: - He encontrado a vuestra hija y os daré un millón de dólares a cambio de ella. - Ni hablar da igual todo el dinero que nos des pero a mi hija no la cambio por nada –dijo Homer. El hombre muy triste se fue y le entregó a Lisa. Por la tarde llamó otro señor a la casa de los Simpson. Entró a la casa y dijo: - Os daré un millón por algo muy preciado que tengáis. No se lo que es la Navidad - No te preocupes –dijo Homer- yo te enseñare lo que es. Homer muy dispuesto a darle un poco de amor le abrió la puerta al señor. Al día siguiente Bartomé salió muy contento de la casa y les agradeció con unas palabras: - Tomar esta es la recompensa por su esfuerzo. Marge se lo agradeció mucho y cerró la puerta. Por la noche Homer les dijo a sus hijos: -Nos vamos de viaje a una isla muy guapa entonces ir a hacer las maletas. En el aeropuerto todos iban muy felices y los niños sobre todo porque eran sus primeras vacaciones y su primera Navidad. Sara Taboada

Jorge y sus navidades

Un día frío de invierno Mariano un niño de 8 años estaba durmiendo en la cama y sintió un ruido, se levantó y bajó las escaleras, vio una sombra oscura que era muy grande con un gorro puntiagudo en la cabeza, este personaje salió de la sombra y… ¡Era Papa Noel! Mariano le dijo: Hola señor Papa Noel, ¿puedo acompañarte en tu viaje por el mundo para repartir regalos? Sí, como no. Gracias De nada – Contestó Papa Noel. Pues vamonos. Vamos Si – dijo alegre Mariano Papa Noel y Mariano se pusieron el Marcha, subieron al Carruaje con renos y se fueron. Llegaron a Nueva Zelanda y Mariano dijo: -¿Falta mucho? Y Papa Noel contestó: -No A los Treina Minutos llegaron a Portugal y en unos minutos llegaron a Asturias, a Luanco donde Mariano residía. Ya estamos Mariano. Dijo Papa Noel. Bien, Me lo he pasado genial. Yo también pequeño, volvere a verte con mi identidad secreta, me llamo en clave: Mario Rodríguez. - Vale nos vemos Y Papa Noel dijo desde su carruaje en el cielo: - Feliz Navidad Jou, jou, jou. Samuel Méndez

El niño que conoció a Papanoel

Un día frío de invierno Mariano un niño de 8 años estaba durmiendo en la cama y sintió un ruido, se levantó y bajó las escaleras, vio una sombra oscura que era muy grande con un gorro puntiagudo en la cabeza, este personaje salió de la sombra y… ¡Era Papa Noel! Mariano le dijo: Hola señor Papa Noel, ¿puedo acompañarte en tu viaje por el mundo para repartir regalos? Sí, como no. Gracias De nada – Contestó Papa Noel. Pues vamonos. Vamos Si – dijo alegre Mariano Papa Noel y Mariano se pusieron el Marcha, subieron al Carruaje con renos y se fueron. Llegaron a Nueva Zelanda y Mariano dijo: -¿Falta mucho? Y Papa Noel contestó: -No A los Treina Minutos llegaron a Portugal y en unos minutos llegaron a Asturias, a Luanco donde Mariano residía. Ya estamos Mariano. Dijo Papa Noel. Bien, Me lo he pasado genial. Pablo Menéndez

Una Navidad muy Extresante

Un día cerca de la Navidad en una ciudad de montaña un chico llamada Juan y su hermana Carmen, unos chicos muy listos, capaces de todo y que saben sobrevivir en cualquier parte se fueron con sus motos de nieve a la montaña, pero la moto de Carmen se hundió en l nieve y siguieron con la moto de Juan pero se perdieron. Al día siguiente un equipo de rescate los fue a buscar durante una semana pero siguen sin encontrarlos. El padre de ellos salió, con su moto y después de horas los encontró el de Navidad. Toda la familia celebro la Navidad como todos los años. Contando historias como una que dice Juan: -Un día en una ciudad que se suponía que es tobo encantada unos niños se perdieron y encontraron un túnel que los llevo a un lugar donde siempre es navidad y allí se quedaron para siempre. -Bien, bien, bien- dicen todos- Luis Muñiz

El árbol de Hallagrande

Hace unos años, en el pueblo Hallagrande, construyeron un gran árbol de Navidad. El árbol era precioso, tenía grandes bolas y discos decorados con dibujos de los niños. Una niña llamada Amelia, fue con sus padres a ver el bonito pino. Amelia contemplaba el hermoso árbol con sus propios ojos. Se encontró con su amiga, Mary, y sus padres se fueron a tomar un café. Amelia y Mery decidieron sentarse en un banco a charlar en el banco más cercano al árbol. De pronto, sonó un fuerte trueno y las niñas se asustaron. El trueno vino acompañado de un fuerte viento, y destrozó el árbol, y debajo de él, las niñas. Los padres no llegaron a tiempo, pero aún se oían las voces de las muchachas. -¡Papá, mamá, estamos atrapadas!- intentó gritar Amelia. Los padres quitaron los escombros d¡ y las ayudaron a salir. -¡Oh, no! ¡El árbol está destrozado!- dijo Mary- ¿Qué podemos hacer para arreglarlo? - Nosotros no podemos arreglarlo, Mary- le respondió su padre. - Pero yo sé quién lo puede arreglar- saltó la madre de Amelia. Y enseguida llamó a los constructores, que en cuatro días lo terminaron. Todos volvieron a ver el hermoso árbol, que por cierto, estaba mucho mejor que antes. Nuria Fernández

Secuestro en Navidad

Hace muchos años llegó la Navidad a un pueblo.Era el 23 de Diciembre. Un chico llamado Carlos tenía muchas ganas de ser Papa Noel. Carlos pensó que si secuestraba a Papa Noel podía serlo él. Así que el 24 de diciembre cogió a Papa Noel y lo ató por las manos y los pies. Carlos cogió el trineo y cambio los regalos por 10.000 robots que tenían la misión de destruir todos los pueblos y ciudades. Al día siguiente no había regalos en las casas. La polícia sospechó. Así que se pusieron en marcha para descubrir el caso. Después de investigar descubrieron unas huellas de zapato y dieron con una casa. Cuando entraron en la casa estaba Papa Noel atado de pies y manos. - ¿ A dónde se dirigió el culpable?- pregunto la policía. No se a donde se dirige pero se que cogió mi trineo y creo que se dirigía a una empresa para hacer más robots destructivos - contesto Papa Noel. Después de tres horas la policía dio con el culpable. La policía lo cogió y le condenó a cuatro años de cárcel. Al final la policía destruyó todos los robots y Papa noel pudo repartir los regalos. Luis Menéndez

Los duendes de Duendelandia

Érase una vez, unos duendes que vivían en Duendelandia, el país de los regalos. Estos duendes, eran bajitos, con sombreros picudos y de colores rojos y amarillos. Su vestimenta era de color verde. Todos vestían igual. Solo se diferenciaban porque cada duende tiene un nombre: Duende 1, 2, 3, 28, 74… A este país, acuden los Reyes Magos y Papá Noel a coger los regalos. También los coge el Ratoncito Pérez, pero éste, coge objetos más pequeños, ya que es el más bajo y el menos fuerte. Bueno, el caso es que un día, los habitantes de Duendelandia que no eran duendes, descubrieron el edificio. A la mañana siguiente, los duendes, se dieron cuenta de que muchos de sus regalos estaban ausentes. Tenían cámaras. El duende 37 y el duende 93, se dirigieron rápidamente a las cámaras, para ver si tenían alguna prueba de quién había sido el ladrón de juguetes. Miraron el vídeo una, otra, y hasta una tercera vez, hasta que vieron quién había sido el que les había robado la mitad de los regalos que había en el edificio de los duendes. Los dos duendes, anunciaron por megafonía muy preocupados quien les había robado los regalos. Había sido Mark, el duende más malo del país. Fueron a la policía muy deprisa, y ésta, lo llevó a la cárcel. La policía les dio de nuevo sus pertenencias. Los duendes, les dieron las gracias. La policía, les dijo que nunca más volvería a pasar. Jesús Ruiz

Una Navidad Mágica

Cuando un bebe llora por primera vez nace una hadita de la Navidad. Una vez hace muchos años, nació un niño. Un niño peculiar. Se llamaba Bruno. Él se quedó huérfano nada más nacer porque sus padres murieron en un accidente de coche. Cuando Bruno lloró por primera vez una hadita se formo, pero, el yanto de Bruno fue tan pequeño que la hadita no tuvo fuerzas para volar entonces se quedo con Bruno. El pequeño Bruno creció rodeado de personas que lo menospreciaban, entonces Bruno era el esclavo de personas. El no sabía que un hada le acompañaba; hasta que un día por fin , lo descubrio. Su hada se llamaba Camila. -¿Quién eres y que quieres?-le preguntó Bruno -Soy el hada de la Navidad y voy hacer tu mayor deseo realidad. Bruno no se lo pensó dos veces y dijo. -quiero ser rico asquerosamente y tener la fortuna del mundo entero. Y así lo hizo: fue el mayor millonario del mundo Pasaron ocho años y la tierra estaba vacía, literalmente aunque solo estaba Bruno. El se había adueñado de la tierra, de todas sus riquezas. Pasaron los años y llego el nonagésimo cumpleaños de Bruno. De repente entre humos un niño manchado y lleno de barro y le dijo -yo soy el reflejo de tu infancia , como ves era más feliz de pequeño que ahora tu de rico y este castigo no se va a arremediar RING RING -Bruno hora de levantarse corre si no llegaras tarde Todo había sido un sueño… ¿o no? Andrea González Riobello

Dos marinos en Tierra

Xuanín tuviera pel monte y hartóse más de la cuenta. Tenía munches ganes de calecer na cocina y fartucase bien con turrón porque yera Navidá. Aquella mesma nueche yera la viéspera de Reis, solo neses feches tan señalaes volvía´l pueblu, aquél que tanto quise y agora por mieu refuxaba. Enantes too yera per distinto, dende neños Xuacu y yo tábemos tol día xuntos, siempre a la vera del mio pá, la so barquina de pescar y la nuesa costa. El mar Cantábricu yera misteriu, folixia, pozu de sabiduría y allegría pa nos. Agora tengo yá 43 años y dende fai cinco too cambió. Enantes un marino como yo dempués de meses a la mar, regresaba´l so pueblu, a la so villa marinera, con tola allegría del mundu, con regalos, con ganes de ver a familia, amigos y collacios. Buscaba’l descansu pa embarcame llueu otra vegada. Dempués de finar na escuela y nel institutu, Xuacu y yo, animaos pol mio pá fuimos a estudiar a la escuela de marina en Xixón. Yá yéramos nos, dos mozos curiosos y gayasperos, conocíos y apreciaos nel pueblu. Polos branos díbamos a toles fiestes de prao, díbamos per Bañugues, per Antromero, per Candás y Perlora. Les moces del nuesu pueblu quedaben pal resto de collacios, pero Xuacu y Xuan yeren bien miraos poles moces de los sitios qu´enantes dixi, y per Xivares, per Verdicio, a vegaes díbamos hasta Xixón. Al volver pasábamos por aquel prau triangular de Somonte, y siempre víamos a Rosa despedir al tren que llevaba al so hermanu, que se llevaba a la so Cordera. Dende cinco años p´acá, yo solo taba nel pueblu dos díes al añu, la viéspera y el día de Reis. Tola xente: pas, hermanos, cuñaos, amigos…….queríen veme contentu pero dende aquella tarde endemoniada en la Costa Norte de Nueva Zelanda, yá nun foi´l mesmu. Sacábenme a tomar sidres y copes, ya preparar de nueche los regalos de Reis pa los neños. Pero na de na, yo esperaba al sieti de Xineru p’alloñame d´allí. El mio corazón escondía un marino, un marino´n tierra qu’inxamás surcaría la mar. Dicíenme toos que la vida non finaba ehí, que tenía que siguir, que nun podía quedar frenáu como una aguya del reló qu’a Cenicienta hubiéra-y prestao tener. Xuacu y yo estudiamos y aprendimos. La ilusión pola mar nos guiaba. Finamos d´estudiar y recorrimos mundu, enrolaos faciendo la mili nel Xuan Sebastián el Cano. Na Marina tuvimos hasta los 30, y salimos d’oficiales p’aventuranos na marina mercante. Equí fuimos faciendo carrera y dineru. Los regresos al nuesu pueblu yeren sonaos, pasábamoslo toos en grande y llueu otra vegada a la mar. Siempre xuntos, siempre ilusionaos. Ye’l día de güei que veo aquello tan alloñao. Dende que traxe a Xuacu y metímoslu na furaca, xuré que nun vería´l mar, ya nun veo’l mio mar, ni la barquina del mio pá, por nun ver, a vegaes nun quiero ver na. El mio pá, con la autoridá que-y daben cuarenta años de marinar pel Cantábricu, alvertíanos munches coses, pero sobre too que nun-y diéramos la espalda a la mar. Asina dime cuenta que la mar nun fai collacios, asina dime cuenta de lo traicionera que ye la mar, que pola espalda y sin avisar llevóse al mio amigu, llevólu al fondu del mar. Yo vime inútil, insinificante y vacíu al nun podelu salvar. Pa non llegar coles manos vacíes buscamos y buscamos hasta podelu encontrar. Esa foi la cabera vegada que vi’l mio mar, al soltar nél les cenices de Xuacu, l’amigu de Xuan. La imaxen nun se me quita de la cabeza, mientres de Xuacu me despedía, tamién lo facía del mio mar, colos güeyos clavaos en la Cordella Cantábrica, qu’en díes de cielu limpiu vese dende’l mio mar. Mar que yá nun ye de mio. Nesi momentu declaré a los dos, Xuacu y yo, marinos en tierra. Fixéme los montes y los bosques y a ellos me foi, agora soi guardaviescas y los días que nun soi a vivir, nun puedo evitar ver el mar, no’l mio mar. Voi al mirador del Fitu y mi reló anque sele, torna funcionar. Nun sé que me pasa esti añu, toi diferiente, ta prestándome ver xente, alternar con hermanos y collacios. Tanto que me sorprendo, pues yá de madrugada, pa casa nun quiero dir, el mío cuñáu y los mios hermanos déxenme por imposible, anque ellos tamién tán guapos. Cuando algamo la casa de los mios pas, llevo un sustu y entamo dar voces y glallíos: “ Pá, Pepe, LLuis, Ánxel….. veníi toos, hai tres barbudos en casa robándonos, entamen los glallíos de toos y la engarradiella. Hasta que sal mio pá y danos bofetones y carrellaes a toos. Dizme que faigo yo vestíu de Papanoel, échanos a los cuatro de casa y diznos que pensemos qué conta-yos a los neños pela mañana. La mañana ye dura pol dolor de la tiesta, pero toi como nun facía tiempu que taba. Dígo-y a la mio ma que prepare unos bocadillinos que voi llevar los neños na barca de pá hasta la Isla del Carmen. Toos en casa tán contentos, venme animosu y allegre como enantes. Esi foi´l meyor regalu de Reis que tuvi enxamás, pues el reló de mio volvió a funcionar, metíme de xuru na rueda de la vida. Los sobrinos soltaron los xuguetes y vinieron pa mio, pa que-yos contara lo que pasó anuechi. Yá´n la isla díxi-yos coses como que´l problema yá venía del añu pasáu, cuando´l camullu de Baltasar atropielló a Rodolfo, el renu de Papanoel. Como nun me creyeron acabe diciéndo-yos que tanto los quería Papanoel qu’empeñóse en da-yos otru regalu, pero como ta tan gordu quedó atascáu na chimenea y los Reis tuvieron qu’ayudalu. Nun me creyeron na, pues son neños pero nun son babayos. Dende esi día supi recordar al mio collaciu y vivir al mesmu tiempu. Enxamás navegaría más allá de les agües de la mio villa marinera. Siguiríamos siendo dos marinos en tierra. Mauricio’l de Verdicio

La fuerza de la Navidad

Erase una vez un niño llamado Jorge. Jorge era un niño bajo, rubio y flacucho que vivía en Madrid con sus padres José y María. Esto últimos años estaban muy escasos de dinero por la crisis, su madre estaba en paro y su padre trabajaba en trabajos de pequeños contratos pero llego un día que no encontró trabajo y se quedó también en paro. Sus padres tuvieron muchos avisos de la seguridad social de que si no llegaba el dinero a casa para alimentar a Jorge que les iban a quitar la custodia. Sus padres se pusieron muy tristes y un día a Jorge le llevaron a un centro de acogida y a sus padres los desahuciaron. Jorge estuvo un año en el centro de acogida pero por suerte una pareja lo adoptaron, la chica se llamaba Laura y el chico Pepe. Jorge estuvo viviendo con ellos toda su infancia, pues eran una pareja muy rica y Jorge tenía muchos lujos. Iba a ser Navidad y Jorge ya tenía dieciocho años y les preguntó a Laura y a Pepe que si podía ir a ver a sus padres de verdad y ellos lo consintieron. Volvieron a Madrid y justo los encontraron en el portal de antiguo piso pidiendo limosna. José y María se alegaron mucho al ver a Jorge y este les ofreció que fueran a cenar con ellos la cena de Nochebuena y ellos asintieron. Llegó Nochebuena y ya estaban todos en la mesa comiendo. Jorge estaba muy contento porque estaba con sus antiguos padres y con los adoptivos. José la preguntó a Pepe. -¿No tendrás una plaza libre en una de tus empresas?-Si, mira casualmente necesito un trabajador, te contrato. Al final de la cena los padres adoptivos se lo pensaron mejor y le dieron la custodia de Jorge a sus verdaderos padres. Al año siguiente Jorge ya estaba con sus verdaderos padres y con dinero de sobra gracias a sus padres adoptivos. Alejandro González

La Navidad más fantástica de la historia

Unos días antes de que se celebrara la navidad un grupo de amigos se reunieron para cantar villancicos por los bares, restaurantes etc. Los niños se llamaban Nico un niño alto, delgado de ojos azules y 10 años, Pepito su hermano gemelo era alto, delgado ojos verdes y 10 años, Juan un niño mediano, un poco regordete de ojos azules y 9 años, Sarita una niña pequeña, delgada ojos marrones y 10 años y muchos más. Un día ensayando, Nico se quedo ronco de tanto cantar. Hablo con sus amigos si podía tocar la pandereta, pero Sara le dijo que no podía. Pepito le propuso tocar el tambor y Nico aceptó. Solo faltaba un día para la navidad .A la mañana siguiente Nico y Pepito se dirigieron al parque donde les esperaba toda la pandilla. Los villancicos les salieron muy bien. Consiguieron 50€, y con eso fueron a cenar a una pizzería, compraron pizzas pero como a Pepito no le gustaban las pizzas , para él compraron una hamburguesa. Cuando cenaron fueron a ver las carrozas. Los reyes les trajeron a Nico y a Pepito un trineo biplaza, a Juan un Snow con complementos, y a Sarita unos skies. Se dirigieron a la montaña y se divirtieron bajando la colina nevada. Adrián Artime

lunes, 3 de diciembre de 2012

ESTOS NEÑOS DEL REFALFIU

     Malos tiempos corren hoy en día, malos tiempos se presagian para mañana. Aunque placentera sea mantener esa visión de bonanza, a la que gustosamente nos hemos acostumbrado estos últimos 15 o 20 años, se me antoja una quimera no asumir esta realidad. Sobre todo, si pensamos en los niños, en vuestras hijas e hijos, en el alumnado. No quiero ser agorero, pero es probable que se les presente un futuro más complicado que al de la generación de sus padres. Un futuro de más esfuerzo, de más preparación, de más emigración, para al final posiblemente, conseguir menos.
      Por mucho que soñemos y rebusquemos no aparecerán salvadores en forma de Robin Hood, sino al contrario, pues una buena parte de esa clase poderosa, compuesta de financieros sin escrúpulos, empresarios explotadores y políticos corruptos, serán los encargados de dar vida a otro personaje ficticio a la vez que dañino; lo bautizaremos Pobin Hood, ya saben…… ése que ”robaba” a los pobres para dárselo a los ricos.
      Esa mentalidad de oportunismo, facilidad y opulencia con la que han crecido tantos niños y niñas que todavía lo son, no hará más que lastrarles en su formación y en sus expectativas de futuro. Por tanto, y es la humilde opinión de quien les escribe, considero que gran parte de las familias que envuelven a sus hijos en esa capa de sobreprotección edulcorada, convirtiéndolos en los Neños del Refalfiu les están haciendo un flaco favor. Aunque quieran, como es lógico, lo mejor para ellos.
     Entre familias y docentes debemos de ser capaces de quitar poco a poco esa capa superficial, para conseguir que la Educación cale más hondo, permitiéndonos un modelado bien intencionado, que sea capaz de reforzar con una serie de valores, la personalidad de nuestros escolares. La sociedad descarnada que les espera, debe encontrarse con personas preparadas, capaces e íntegras. Personas que busquen y construyan un mundo más justo, donde los Pobin Hood de hoy en día tengan cada vez menos cabida.